
Es uno de los pocos viveristas entrerrianos que cuenta con la producción para abastecer a la mayoría de los citricultores mesopotámicos. Es reconocido tanto por su sencillez como por la calidad de sus plantas.
Con las eses aspiradas de todo entrerriano, Carlos Alberto Pellichero se anticipa a aclarar que lo conocen como “el Beto Pellichero”. Hombre robusto y de manos gruesas, cuenta alegre que gracias a la renovación la tradición de su familia paterna, llegó a ser hoy uno de los viveristas más importante de toda la Mesopotamia. Las discusiones con su padre, por no querer dedicarse a las quintas sino a cultivar las plantas, lo llevaron a jugarse solo por lo que quería.